lunes, 2 de julio de 2012

Y cuando despertamos el dinosaurio estaba ahí.

No puedo negar la tristeza con la que me he despertado, siempre soy tardo en reaccionar, mi natural optimismo me impide asimilarla de inmediato. Una vez, ví una película tremendamente triste no recuerdo el nombre, solo que salí en silencio del cine me fuí a mi casa y me dormí, al otro día al despertar rompí en llanto.

Mi tristeza no parte del triunfo de uno u otro candidato, sino de ver que la esperanza que generó un despertar que nos contagió a muchos, que nos unió en contra de la imposición de un candidato de los medios pareciera frustrada. 


Pero en esta tristeza se dibuja en mi corazón una sonrisa. Estamos ciertos de que se encendió una luz, una llama que no la apaga nada, que poco a poco irá contagiando al corazón de más gente, que paso a paso, informándonos, pensando, denunciando y sobre todo organizándonos, nos hará cambiar el cuento de Monterroso y cuando desperté el dinosaurio estaba ahí, muerto...