Vuelvo del desierto y descubro
que ese nombre, no corresponde a las dunas sino a los rascacielos y las grandes
avenidas. Que en los barrios antiguos de Dubai, se respira vida, una brisa
fresca recorre las calles por la que camina la gente disfrutando la tarde.
Al salir de ahí, al desierto de asfalto y
torres, el clima cambia, el ambiente se vuelve inhóspito, la supervivencia en
el exterior se torna imposible para la vida humana y en el interior de los
hoteles, imposible para la vida sencilla.