viernes, 31 de agosto de 2012

No es justo pero es legal

La noticia sobre el fallo del Tribunal Federal Electoral el día de hoy me ha hecho recordar la lamentable sentencia sobre el pacto de anatosismo (cobro de intereses sobre intereses) que dejó en los 90 en la calle a mucha gente, que de buena fe, había contratado créditos a 30 años con refinanciamiento de intereses y que de pronto vieron que la cantidad que iban a pagar a 30 años la debían a los tres meses de haber contratado su crédito.

Fueron múltiples los juicios promovidos que alegaban un fraude a la ley y recuerdo muy bien las notas de los periódicos al día siguiente de la sentencia, que citaban a Mariano Azuela diciendo que la cláusula que había permitido tal afrenta al patrimonio de miles de familias, si bien no era justa era legal, recuerdo también que algunas caricaturas de aquellos días sugerían cambiar el nombre de la corte a Suprema Corte de Legalidad.

Pues bien, por aquellos días yo estudiaba la carrera de Derecho y era pasante en una notaría, en esos tiempos firmábamos decenas de escrituras hipotecarias todos los días, veía la ilusión de la gente que por fín adquiría su casa y esas mismas caras las ví meses después llenas de angustia viniendo a firmar la reestructura de su crédito, sin saber que hacer ni cómo poder salvar su patrimonio, que no era solo la casa que acababan de adquirir meses atrás, sino los ahorros de toda una vida que habían invertido en la parte que el préstamo solo completaba.  Veía también la riqueza inexplicable de muchos funcionarios bancarios de alto nivel que pasaban de una vida acomodada a lujos extraordinarios. 

Por supuesto ningún respetable ministro podría quitar de mí la idea de que es deber de cualquier jurista el buscar la justicia, de que en los rincones de la ley aún cuando aparezca en contra, se es capaz de argumentar en favor de la justicia y que aquel que avala un crimen tan artero como esta historia que menciono es tan criminal como aquel que lo comete.

En esta vida, pude ver como construíamos en mi país una democracia, felizmente aunque no fuera el candidato de mi preferencia, pude en mi participación como observador electoral ver como Ernesto Zedillo era electo presidente en 1994, en un proceso democrático y como más tarde lo era Vicente Fox.

Hoy en este proceso pude constatar que los observadores electorales calificaban la elección como una de las más sucias en la historia de México y como al mismo tiempo el titular del IFE decía que habían sido las más transparentes, como se reportaban miles de anomalías y como se atiborraban las tiendas de ciudadanos que habían recibido monederos electrónicos y otros pagos en efectivo, por participar como funcionarios de casilla, muchos de ellos familiares cercanos o amigos y como era visible una enorme publicidad que inundaba el pais, es decir un gasto de campaña a todas luces excesivo.  Pude ver también las opiniones en torno a la nulidad solicitada por la coalición encabezada por AMLO, que señalaban su débil argumentación jurídica, sin embargo, sigo en el mismo entendido que en caso que mencione hace unos párrafos, sigo considerando un deber de los magistrados buscar la justicia y un deber de todos los mexicanos luchar por ésta.

El camino a la paz transita necesariamente por la justicia, ¿que queda para el que sufre la afrenta de haberle arrebatado por vía de una ley injusta su casa, que queda para el que le han hecho lo mismo con su voto? ¿Quién puede así crees en un estado de derecho? Estos caminos no llevan a otra parte que a la generación de frustración que si no es conducida adecuadamente puede acabar en violencia, pero quienes somos los que estamos generando la violencia, los que salimos a las calles a exigir justicia o quienes por la vía de la legalidad permiten el despojo masivo de los derechos de los ciudadanos.

En la sede de la Suprema Corte de Justicia hay un mural de Cauduro, se llama 7 crimenes y retrata con maestría lo que he querido contarles, nos recuerda que detrás de esas hojas de papel que contienen una demanda o una sentencia estamos personas, luchando por proteger nuestra vida, nuestro patrimonio y nuestros anhelos.