sábado, 18 de junio de 2011

Personajes 1: El Licenciado O: Instrucciones para ser director

A las 9:30 de la mañana llega todos los días el licenciado O a su oficina, después de haber corrido algunos kilómetros como rutina diaria de ejercicios, al entrar mira de frente y trata de no voltear a ver a sus subordinados ni a nadie mas que esté en la oficina, su secretaria le dice buenos días y el responde con una afirmación moviendo la cabeza.
Impecable se quita su saco y lo cuelga en el perchero detrás de su escritorio, se dispone a iniciar un día mas de trabajo, aunque nadie sabe bien a bien en que consiste éste.
El licenciado O, es director del área A de una dependencia de gobierno, el cree fervientemente que las labores de un director consisten en cuatro rutinas esenciales que de cumplirlas te permiten dirigir cualquier área u oficina:
La primera es saberse importante y que los demás lo crean y para ello hay que ser inaccesible, no responder llamadas de cualquiera, es mas de nadie a menos que su jefe se lo indique, eso sí, hay que dar respuesta a las lamadas y peticiones, pero no debe hacerlo él, para ello están sus subordinados.
La segunda es estar disponible para su jefe y eso implica estar presente hasta altas horas por si algo se ofrece, aunque no esté haciendo nada, lo importante es estar ahí y por consiguiente, sus empleados cercanos deberán hacer lo mismo estar ahí hasta que el se vaya, o les digan que pueden irse.
La tercera es mas complicada, consiste en las labores cotidianas de dirección, que básicamente son dos: una es juntar semanalmente a sus empleados de alto nivel y preguntarles uno a uno sobre lo que están trabajando y ellos le dirán cosas sobre las que habrá que tomar decisiones, ahí está lo complicado, porque seguramente no tendrá idea de que hacer, pero solo hay que seguir tres sencillos pasos: 1. preguntar, ¿tú que crees que debamos hacer? el empleado dará su opinión y él responderá: estoy de acuerdo, 2. Si el empleado no sabe o responde con varias alternativas es posible hacer otra pregunta: ¿que opina el asesor, la industria, o cualquier otro interesado? si aún así no hay una respuesta concreta, 3. hay que recurrir a ciertas reglas básicas, antes de tomar la decisión; que no sea algo que comprometa, que no sea algo que pueda generar más trabajo, que pueda ser algo que lo favorezca o favorezca a su jefe, a algún conocido o a algún compromiso político. Pero para qué arriesgarse, mejor dirá: voy a consultarlo con el director general, eso además reforzará la primera rutina, sentirse importante; pocas veces se llega hasta ese nivel, pero ahí habrá una respuesta, una que solo él podrá dar.
La otra labor cotidiana es solicitar a su jefe opinión sobre aquellas cuestiones que él no puede resolver, el jefe, que tampoco sabe gran cosa pero aparentará que sí:  le dirá - haz esto, orden que transmitirá a sus empleados.
Por último la cuarta rutina, la más sencilla de todas, es revisar minuciosamente los oficios que firma, no en su contenido por supuesto, sino en su redacción, poner cualquier palabra o cualquier signo de puntuación que el considere que suena mejor, ajustar la anltura de un párrafo, etc. Y eso sí, que ninguna pase sin que él le modifique algo, que entiendan que por algo es el director.
Bajo esas cuatro reglas transcurren los días de nuestro personaje el Lic. O y de muchos más que como él abundan en la burocracia mexicana.

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